Esta semana me ha entrevistado Claudia Campos para Aula en Red Acción. El resultado es: Javier Guallar y las claves de la content curation. Comparto aquí la última pregunta y por supuesto, recomiendo a los interesados en estos temas la lectura de la entrevista completa. ¡Gracias, Claudia!
¿Cómo crees que afectan las redes sociales al flujo de información hoy en día? ¿Ayudan al periodismo, lo destruyen, lo hacen evolucionar…?
Las redes sociales condicionan completamente desde hace ya unos cuantos años la información y la comunicación online. Cómo se crean y cómo se consumen contenidos e información e internet está absolutamente marcado por unas cuantas marcas que no son precisamente las marcas de los medios periodísticos, y se llaman Google, Facebook, etc.
Las plataformas tecnológicas han llegado a un nivel de expansión tal que no se pueden obviar, estés en el sector que estés. Por supuesto, esto vale también para el periodismo y los medios. Tradicionalmente, la relación entre medios periodísticos y redes sociales no ha sido fácil y se ha caracterizado por una constante fricción, ya desde los orígenes de los medios sociales. Ahora, el poder de las grandes plataformas sociales ha llegado a ser tan enorme que, en muchos casos, la dificultad para los medios es mantener una independencia y una línea propias sin dejarse condicionar por ellas. El ejemplo del hundimiento de los medios millenials como Playground en España en 2019 tras el simple cambio de algoritmo de Facebook es quizás el ejemplo más elocuente de ello.
En la actualidad, vivimos en un ecosistema mediático digital absolutamente diverso y fragmentado. Con nuevos medios y plataformas subiendo fuerte muy rápidamente, como Twitch, TikTok y quizás ClubHouse. El periodismo y los medios deben aprender a convivir con ello y a actualizarse continuamente. Por ejemplo, el actual boom de las newsletters periodísticas (por cierto, un excelente canal para la curación de contenidos) es una muy buena respuesta de los medios a necesidades actuales de las audiencias. En este caso, se trataría de un producto que ofrece al público una información finita, que tiene un principio y un final, con una periodicidad determinada y con enfoque personal. Con eso, se diferencia del flujo informativo constante de los timelines de las redes sociales, un flujo que se nos muestra ordenado de manera caprichosa por unos algoritmos que no controlamos.